miércoles, 13 de enero de 2010

Chincheros, Perú

Era un pueblo inesperado, una parada de rigor sin más pretensiones. La atmósfera de este pequeño pueblo del Valle Sagrado de Perú (cerca de Cuzco) nos cautivó. La luz que había era mágica cuando reposaba sobre los campos, sobre su plaza, sobre los tejados y las fachadas blancas. La familia de la foto, procedente de alguna lejana aldea, limpiaba patatas para ponerlas a la venta en el concurrido mercado de la plaza mayor. Quizá era todo lo que podían ofrecer a cambio para obtener algunos quetzales. Sin ser religioso sino más bien al contrario, en este sitio conocí una de las iglesias más bonitas y espectaculares que haya visto. Sin entrar en comparaciones con los grandes iconos románicos, góticos, etc., fue otra agradable sorpresa.






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